Centro Infanta Leonor

¿Qué es el Teletrabajo?

 

 El teletrabajo es una forma flexible de organización del trabajo en la que éste se realiza, con la ayuda de las tecnologías de la información y las comunicaciones, en un lugar distinto y alejado del que ocupa la organización o la persona para la que se realiza el trabajo. El teletrabajo implica, por tanto, el uso de métodos de procesamiento electrónico de la información y de algún medio de telecomunicación para el contacto con la empresa o los clientes.

 El teletrabajo abarca las actividades laborales por cuenta ajena realizadas total y parcialmente fuera de las empresas, el trabajo en casa o desde centros específicos y el trabajo móvil o nómada de aquellos trabajadores cuya actividad requiere desplazamientos permanentes, siempre que se trate de un trabajo soportado por las tecnologías de la información y las comunicaciones. Dentro del concepto de teletrabajo se incluyen también las actividades por cuenta propia realizadas para clientes distantes utilizando las telecomunicaciones. Se puede teletrabajar mediante contrato por obra o servicio, a tiempo parcial o completo, en nómina, como colaborador o en forma independiente, estos es, con las mismas modalidades de contratación que en el trabajo tradicional.

 La actual expansión del teletrabajo es el resultado de dos factores que se interrelacionan de forma dinámica: la aplicación laboral de las tecnologías de la información y la existencia de una infraestructura de telecomunicaciones razonablemente avanzada.

 

Perfil del trabajador

 

¿Qué requisitos ha de reunir una persona con discapacidad para tener éxito en el teletrabajo?

 El teletrabajador debe reunir una serie de requisitos en cuanto a capacidad física, rasgos de personalidad y requerimientos profesionales.

  • En cuanto a capacidades físicas, el teletrabajador debe ser un trabajador con algunas habilidades manuales, que pueda, por si solo o con la ayuda técnica adecuada, utilizar un teclado de ordenador, leer información de una pantalla, escribir o dictar y usar adecuadamente un teléfono.
  • En cuanto a los rasgos de su personalidad, debe ser una persona equilibrada, capaz de comprometerse, que no precise de estímulos externos para realizar el trabajo, autosuficiente para organizarse y con capacidad para superar los problemas del aislamiento que pueden derivarse del hecho de trabajar en el propio domicilio.
  • Finalmente, respecto de las capacidades profesionales, serán aquéllas que las exigencias específicas de la actividad demanden, ninguna distinta de las que serían precisas para desarrollar esta misma actividad dentro de la sede de la empresa.

 Este perfil del trabajador nos lleva a la conclusión de que la mayor parte de las personas con discapacidad pueden encajar perfectamente en las exigencias requeridas respecto de las capacidades físicas exigibles. Los rasgos de personalidad y las capacidades profesionales son, más que las capacidades físicas, las variables determinantes  para tener éxito como teletrabajador.

 

Ventajas e inconvenientes

 

 Todos los estudios sobre teletrabajo presentan largas listas de ventajas e inconvenientes pues el teletrabajo, como cualquier otro fenómeno social, es una realidad compleja.

 Entre las VENTAJAS evidentes que el teletrabajo ofrece al trabajador suelen citarse la mayor flexibilidad de horario, la mayor autonomía en la organización del propio trabajo, el ahorro de tiempo y dinero en los desplazamientos, la posibilidad de pasar más tiempo con la familia, el mejor acceso a la formación (por medio de la teleformación), con la ventaja añadida de que se aprende a través del medio con que se va a trabajar, y la oportunidad de trabajar de forma autónoma con una inversión pequeña, en comparación con otros tipos de actividades empresariales.

 Entre los INCONVENIENTES, el aislamiento social, el temor al fracaso o sobre la calidad del trabajo, debido a la ausencia de un soporte laboral inmediato y a la dificultad para efectuar consultas, la adicción al trabajo, el stress, la inseguridad respecto a su estatus social, y el peligro de que, como ocurrió con el tradicional trabajo a domicilio, la fórmula se convierta en una bolsa de subempleo, marginalidad y economía sumergida. En el caso de los teletrabajadores que trabajan en su domicilio, la difícil separación entre trabajo y vida privada o familiar puede producir conflictos, especialmente cuando los espacios disponibles en el domicilio familiar son reducidos y no existe la posibilidad de crear espacios diferenciados para el teletrabajo.

 Para contrarrestar los posibles efectos negativos hay soluciones organizativas, que van desde la realización de reuniones periódicas obligatorias hasta la constitución de asociaciones con fines informativos y lúdicos. En el caso de teletrabajadores por cuenta ajena, la alternativa que ha mostrado mayor efectividad ha sido la elaboración de una composición mixta de actividad, alternando el trabajo en el domicilio y en la oficina.

 En cualquier caso, para trabajar eficazmente desde el propio domicilio es necesario tener resueltos al menos dos problemas: uno de carácter logístico y otro de carácter organizativo. El problema logístico consiste en disponer de un mínimo de metros cuadrados para dedicar a la “oficina de teletrabajo” (el 80 por cien de los teletrabajadores europeos no tienen una habitación dedicada exclusivamente a su actividad profesional). El organizativo, en dejar bien claro que el hogar deja de ser el hogar para convertirse en el “hogar-oficina”, lo que obliga a renegociar la distribución de las tareas domésticas y el tiempo que se dedica al trabajo y al resto de las actividades hogareñas.

 Como es obvio, las personas con discapacidad pueden experimentar también, como el resto de los ciudadanos, los inconvenientes que pueden derivarse de una mala organización del teletrabajo. En concreto, se ha argumentado desde diversos frentes que el teletrabajo podría contribuir a incrementar el aislamiento de las personas con discapacidad. Pero ésa parece ser una creencia errónea pues, por una parte, el teletrabajo no implica necesariamente, como ya se ha indicado, el trabajo desde el hogar, y, por otra, como señala un discapacitado que es a la vez teletrabajador, el mero hecho de poder realizar tareas laborales puede suponer un importante incremento de calidad de vida para aquellas personas que no pueden moverse de su casa, y en el caso de personas que sí pueden hacerlo el hecho de trabajar en casa no implica necesariamente que haya ausencia de contacto personal.

 La opción por el teletrabajo no tiene, pues, por qué implicar un mayor aislamiento de las personas discapacitadas, ya que el teletrabajo se podrá ver siempre compensado y complementado con reuniones y contactos de tipo personal. Por otra parte, permite a las personas con discapacidad trabajar en un entorno menos hostil y más adaptado a las necesidades de cada uno.